miércoles, 15 de octubre de 2014

Nunca grites en la noche

Mi abuela decía que la noche debe ser de reposo, que una vez se vaya el sol, todo debe ser silencio y que si alguien rompe ese silencio, pasara la noche en vela y lo pagara bien caro.
Una noche llegando de un partido, me despedí de mi vecino y me dirigí a mi casa. Entonces el me grito: Se le olvidaron las canilleras! Y le respondí con un grito fuerte: ¡Guárdemelas loquita! Vi como se encendieron varias luces de mis vecinos.
Subí a mi cuarto y entonces me acorde de las palabras de mi abuela. Sentí un escalofrió pero igual me fui a bañar. Al salir sentí como si hubieran cientos de personas en mi cuarto, me sentía mareado, no dejaba de pensar en mi abuela, me recosté y sentí como llegaban personas a mi lado, sentía que se sentaban en mi cama y me tocaban, pero no lograba ver a nadie. Cerré los ojos y pude escuchar cientos de murmullos, sudaba y sentía nauseas, entonces todos se fueron yendo y las voces se acallaron, volví a sentirme solo, pero aun mareado. Entonces se apaga la luz, alguien salta sobre mi y escucho un susurro: ¡No grites en la noche!

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