sábado, 8 de noviembre de 2014

La Cabaña (5/5)

Despierto totalmente confundida y con la respiración muy agitada. Aun es de noche, Esteban  está durmiendo a mi lado. ¡Qué bien! Solo fue una pesadilla dentro de otra pesadilla, muy horrible y confusa. Pero que imaginación tengo, me digo mientras sonrío.
Necesito ir al baño, me levanto lentamente para no despertarlo, una vez en el baño cierro la puerta para que la luz no salga. Miro la ventana y---
¡No! Esa ventana. Lo que más me temía empieza a ocurrir…
-María, María, María –Escucho gritar a Esteban desde afuera, afuera de esta asquerosa cabaña. Como si de un perverso Deja vu se tratara, suena también la puerta de entrada, de fondo se oye la escalera y luego, la puerta del cuarto.

Aunque estoy aterrada y llorando exageradamente, mi decisión es firme. No voy a morir aquí, ni aquí ni en ningún lugar. Me acerque a la ventana y con todas mis fuerza golpee el vidrio haciendo que este se partiera en miles de pedazos, mis manos tampoco salieron bien libradas, estoy sangrando, olvide que me encontraba en un segundo piso pero ya no hay marcha atrás, debo saltar, tomo algo de impulso y espero que mi salida sea tan asombrosa como en las pelis, para mi mala suerte no es así, mi pantalón se ha engarzado en una enorme astilla de vidrio, la cual es inusualmente fuerte.

Mientras cuelgo de cabeza intento mirar  para ver donde se encuentra Esteban, sin embargo no veo a nadie cerca de este lugar, solo veo este denso y oscuro bosque. Logro escucharlo llamarme desde muy lejos, diciéndome que salga de la casa. ¡Qué estúpido! Tanto que dice quererme y me ha abandonado a mi suerte en este lugar.
¡Pudrete! Y ¡Muérete si quieres! –Le grito tan fuerte que me queda ardiendo la garganta.

Empiezo a marearme no solo por estar colgando sino porque sangro demasiado, nuevamente comienzo a perder el conocimiento, nuevamente estuve tan cerca.
Ya sin fuerzas y resignada a morir, dejo que mis manos se balanceen libremente. Solo quiero una gran taza de Chocolate al despertar y un pedazo bien grande de queso; nada me haría más feliz.

-En el Hospital-

Esteban observa a María dormir, lo lleva haciendo desde hace dos semanas, él toma su mano y la besa.
-Mi amor, sé que pronto saldremos de esto.
El medico entra a interrumpir.
-¿Cómo la ve Doctor? –Pregunta Esteban.
-Me alegra informarle que la condición de su esposa mejora cada día, al llegar aquí y después de su operación, su cerebro entro en una especie de coma, como ya te había dicho anteriormente.
-Sí, lo recuerdo.
-Bien, su cerebro ha mostrado una mejoría tremenda desde la última vez, su actividad se ha normalizado poco a poco.
-¿Eso es bueno?  Yo solo veo que ella está ahí, inconsciente.
-Veo que no me comprende, el cerebro de su esposa ha pasado de estar simplemente de adorno a ser un cerebro útil. En pocas palabras, su mujer está soñando y en cualquier momento puede despertar.
-¡Oh! Espero que Dios lo oiga.
El medico solo sonríe mientras sale de la habitación.
-Oíste eso mi amor, pronto podremos irnos a casa –Dijo Esteban mientras se acercaba a la ventana, la abrió y entró un poco de aire frío, él suspiro y noto que en una esquina había una niña con un vestido azul que lo observaba desde la lejanía,  entonces él la saludo moviendo su mano, ella contesto el saludo, dio media vuelta y se marchó.

Esteban se acercó a María y tal como venía haciendo desde hacía ya varios días, besó su frente y le susurro: María, María, María, vuelve a casa María. Regresó a su silla y se sentó allí, esperando a que su amada despertara de ese, su sueño tan profundo.




Fin?

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