Despierto totalmente
confundida y con la respiración muy agitada. Aun es de noche, Esteban está durmiendo a mi lado. ¡Qué bien! Solo fue
una pesadilla dentro de otra pesadilla, muy horrible y confusa. Pero que
imaginación tengo, me digo mientras sonrío.
Necesito ir al baño,
me levanto lentamente para no despertarlo, una vez en el baño cierro la puerta
para que la luz no salga. Miro la ventana y---
¡No! Esa ventana. Lo
que más me temía empieza a ocurrir…
-María, María, María
–Escucho gritar a Esteban desde afuera, afuera de esta asquerosa cabaña. Como
si de un perverso Deja vu se tratara,
suena también la puerta de entrada, de fondo se oye la escalera y luego, la
puerta del cuarto.
Aunque estoy aterrada
y llorando exageradamente, mi decisión es firme. No voy a morir aquí, ni aquí
ni en ningún lugar. Me acerque a la ventana y con todas mis fuerza golpee el
vidrio haciendo que este se partiera en miles de pedazos, mis manos tampoco
salieron bien libradas, estoy sangrando, olvide que me encontraba en un segundo
piso pero ya no hay marcha atrás, debo saltar, tomo algo de impulso y espero
que mi salida sea tan asombrosa como en las pelis,
para mi mala suerte no es así, mi pantalón se ha engarzado en una enorme
astilla de vidrio, la cual es inusualmente fuerte.
Mientras cuelgo de
cabeza intento mirar para ver donde se
encuentra Esteban, sin embargo no veo a nadie cerca de este lugar, solo veo
este denso y oscuro bosque. Logro escucharlo llamarme desde muy lejos,
diciéndome que salga de la casa. ¡Qué estúpido! Tanto que dice quererme y me ha
abandonado a mi suerte en este lugar.
¡Pudrete! Y ¡Muérete
si quieres! –Le grito tan fuerte que me queda ardiendo la garganta.
Empiezo a marearme no
solo por estar colgando sino porque sangro demasiado, nuevamente comienzo a
perder el conocimiento, nuevamente estuve tan cerca.
Ya sin fuerzas y
resignada a morir, dejo que mis manos se balanceen libremente. Solo quiero una
gran taza de Chocolate al despertar y un pedazo bien grande de queso; nada me
haría más feliz.
-En el Hospital-
Esteban observa a
María dormir, lo lleva haciendo desde hace dos semanas, él toma su mano y la
besa.
-Mi amor, sé que
pronto saldremos de esto.
El medico entra a
interrumpir.
-¿Cómo la ve Doctor?
–Pregunta Esteban.
-Me alegra informarle
que la condición de su esposa mejora cada día, al llegar aquí y después de su
operación, su cerebro entro en una especie de coma, como ya te había dicho
anteriormente.
-Sí, lo recuerdo.
-Bien, su cerebro ha
mostrado una mejoría tremenda desde la última vez, su actividad se ha
normalizado poco a poco.
-¿Eso es bueno? Yo solo veo que ella está ahí, inconsciente.
-Veo que no me
comprende, el cerebro de su esposa ha pasado de estar simplemente de adorno a
ser un cerebro útil. En pocas palabras, su mujer está soñando y en cualquier
momento puede despertar.
-¡Oh! Espero que Dios
lo oiga.
El medico solo sonríe
mientras sale de la habitación.
-Oíste eso mi amor,
pronto podremos irnos a casa –Dijo Esteban mientras se acercaba a la ventana,
la abrió y entró un poco de aire frío, él suspiro y noto que en una esquina
había una niña con un vestido azul que lo observaba desde la lejanía, entonces él la saludo moviendo su mano, ella
contesto el saludo, dio media vuelta y se marchó.
Esteban se acercó a
María y tal como venía haciendo desde hacía ya varios días, besó su frente y le
susurro: María, María, María, vuelve a casa María. Regresó a su silla
y se sentó allí, esperando a que su amada despertara de ese, su sueño tan
profundo.
Fin?
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