-¿Recuerdas algo antes
del accidente? –Preguntó Él.
-Accidente, ¿Qué
accidente? –Le pregunte con mucho esfuerzo.
-María sé que esta no
es la forma correcta de hacértelo saber pero, ustedes dos tuvieron un terrible
accidente en la Curva de la Muerte, Tú recibiste la peor parte, un trozo
del auto se incrusto en tu pecho a escasos centímetros de tu corazón.
-Yo no podía digerir
lo que acababa de escuchar-
-Es prácticamente un
milagro que aun estés viva, de hecho tu corazón se detuvo unos minutos cuando
llegaste aquí. Literalmente moriste y volviste a nacer.
No podía evitar
tocarme la cicatriz y llorar al recordar
aquella cabaña.
Gracias a Dios solo había
sido una pesadilla.
-¿Maria? –Volvió a
hablarme el Doctor.
-¿Si? –Pregunto
-¿Sabes adonde se
dirigían?
-No, Esteban dijo que sería
una sorpresa.
El mira un cuaderno de
apuntes y por unos cuantos segundos dirige su mirada al techo.
-No se si sea prudente
contarte esto, pero creo que será por un bien mayor.
-¿De que me habla? –Le
pregunto.
-¿Conoces La Cabaña
Encantada? –Me pregunta este hombre
-He oído de ella pero
no la conozco.
-Tal vez sea relevante
que usted sepa que encontramos siete cuerpos en los alrededores de esa cabaña.
-Y en que me serviría ¿Que
tiene que ver conmigo?
-Contigo no. Con
Esteban.
-¿Perdón? –Le Pregunto
con un tono de incredulidad e insatisfacción.
-Eran siete mujeres
reportadas como desaparecidas en cuatro ciudades alrededor de esta área. Estas
mujeres, tuvieron una relación amorosa con tu marido, durante o antes de sus misteriosas
desapariciones.
-¿Siete? Debe ser solo
una casualidad –Le digo
-¿Casualidad? Mi trabajo
es destrozar las casualidades, lo de su marido no es ninguna casualidad, sus
cuerpos estaban enterrados en su propiedad, esa cabaña le pertenece, y el dato más
fehaciente que pudimos hallar, todas las victimas dejaron una Nota de despedida a sus familiares,
todas, tu incluida.
No puedo digerir lo
que acabo de escuchar, Dios, siento nuevamente que la cabeza me va a explotar.
Me cubro el rostro con mis manos y deseo que esta pesadilla termine.
-Tal vez aún sigo en
el piso de ese horrible lugar, quizá es una alucinación o simplemente estoy
totalmente loca-
-Maria mírame. Todo
esta en tus manos, de tu respuesta a la siguiente pregunta dependen tanto tu
inocencia como la justicia para las victimas. Dime Maria.
¿Le enviaste una carta
a tu madre? Una carta donde le indicabas que pasarían este fin de semana en ese
lugar y luego partirían a Roma.
-¡Un momento! ¿Cómo
sabe usted todo eso? ¿Cómo se si no lo esta inventando? Es mas, ¿Quién diablos
es usted? –Le pregunto totalmente furiosa.
-Entiendo que le
cueste aceptar lo que le he dicho, cuando veo el perfil criminal de su esposo
no puedo evitar quedar asombrado. Soy policía María, pero también tengo
conocimientos en medicina y la razón por la que te pregunto todo esto es porque
en cuanto se nos notificó de tu accidente nos pusimos en contacto con tu madre,
ella nos habló de aquella carta, luego una cosa llevo a la otra.
Este era el tropezón que
mis compañeros y yo veníamos esperando desde hace semanas.
No deseaba contarte
nada de esto, pero considero que es la única forma de atrapar a este tipo y a
la vez comprobar tu inocencia.
He resuelto tus dudas,
ahora tú resuelve la mía.
No hay salida, todo
indica que él es culpable ¿Qué puedo hacer? Este hombre expone unos argumentos
muy bien estructurados o mi cabeza no da para más.
-No, no he mandado
ninguna carta –Lo digo con un inmenso dolor en mi alma.
Él solo me asiente con
la cabeza y de inmediato saca su comunicador; solo lo escucho decir Procedan
con el arresto.
-Ha hecho lo correcto
–Me dice este policía, medico o lo que fuere antes de marcharse, no sin antes
prometerme que llamaría al verdadero Doctor para que viniera a verme.
De pronto al quedar
totalmente sola, escucho patrullas, ese molesto sonido de las Sirenas lo
oigo retumbar por todas partes, recuerdo haberla escuchado en la cabaña,
recuerdo a la Muerte y a Esteban, al cual deseo ver una ultima vez antes
de que se lo lleven para siempre. Me acerco a la ventana y consigo verlo
esposado y escoltado por dos policías además del que me había estado hablando.
Una vez que lo han
subido a la patrulla ya no me queda nada porque seguir mirando por la ventana,
sin embargo tengo la sensación de que alguien allá afuera me observa, intento
mirar en todas direcciones y no veo a nadie inusual, hasta que de pronto en una
de las esquinas logro ver un rostro familiar.
La Niña de la
cabaña, me observaba desde el lugar del semáforo, tiene esa mirada profunda que
tanto me incomoda y esa rara expresión en sus labios que no logro descifrar, de
pronto ha dejado de mirarme ha tomado a una señora de la mano y se ha marchado.
Ahora, ya no se nada,
no se si mi vida es real, no se si mi matrimonio fue real, si lo que viví en
ese lugar fue real, ¿Soy real?
Creo que necesito dormir. Dormiré hasta que este sueño haya acabado,
dormiré hasta que todo vuelva a ser como antes. Simplemente dormiré.Continuara....
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